Un tiktoker descubrió el camino oculto de las donaciones que se hacen a la cruz roja

Un influencer quiso saber a dónde van las donaciones que se hacen con buena fe. Lo que descubrió, tras rastrear sus propias zapatillas con un GPS oculto, puso en jaque a una de las organizaciones humanitarias más reconocidas del mundo.

Lo que Moe.Haa —influencer alemán con miles de seguidores— hizo fue algo mucho más simple y a la vez más revelador: colocó un rastreador AirTag dentro de un par de zapatillas viejas y las donó a un contenedor de la Cruz Roja Alemana.Quería saber, como muchos alguna vez, qué pasa con la ropa que se dona. ¿Llega realmente a quienes la necesitan? ¿Se queda en el país? ¿O se pierde en algún engranaje burocrático o comercial?

El GPS no mintió: cruzaron fronteras

A los pocos días, el rastreador comenzó a moverse. Primero fue un desplazamiento leve, dentro de Alemania. Pero luego cruzó Austria. Después, Eslovenia. Luego Croacia. Hasta que finalmente se detuvo en Sarajevo, la capital de Bosnia-Herzegovina.

Sí, más de 950 kilómetros desde el lugar en el que fueron donadas.Las zapatillas no estaban en manos de una persona sin recursos. Tampoco en un centro de asistencia. Moe.Haa las encontró en una tienda de segunda mano, exhibidas como cualquier otro producto, por el equivalente a 10 euros.Lo grabó todo. Subió el video. Y en pocas horas, la historia estalló en redes sociales.

Según relató Moe.Haa, la Cruz Roja Bávara le explicó que solo el 10 % de las donaciones se distribuyen directamente a necesitados, mientras que el 50 % se recicla y el 40 % restante se vende —incluso en otros países— para financiar proyectos sociales. Esta versión, sin embargo, no ha sido confirmada oficialmente por la organización.

Lo que Moe.Haa descubrió con un experimento casero expuso una trama silenciosa que atraviesa fronteras: el comercio internacional de ropa usada. Millones de personas donan con la idea de ayudar. Pero detrás de esos actos solidarios, hay estructuras empresariales, contratos internacionales y circuitos de reventa que nada tienen de altruistas.

¿Es ilegal? No. ¿Es ético? Esa es otra discusión. Lo cierto es que, aunque muchas organizaciones aclaran esta operatoria en la letra chica de sus políticas, la mayoría de la gente no lo sabe, no lo espera o no lo comprende del todo.

Labubu no es sólo un juguete: el plan chino detrás de su expansión global

Pixar confirma “Ratatouille 2” en medio de crisis creativa

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *